Ciego está el ojo que no te ve como Guardián. Perdido está el intercambio de un siervo por el cual no recibe una parte de Tu amor. Oh, mi Señor, nos has ordenado ver los rastros, así que hazme regresar a Ti por el velo de las luces y la guía interior, para que regrese a Ti a través de ellos tal como entré a ellos a través Tuyo, como estando demasiado protegido como para mirarlos, y demasiado determinado como para depender de ellos, porque Tú tienes poder sobre todas las cosas.
Ahmad Al-Hasan